Ya no me quieres

Me dijiste que no me querías y te marchaste. No dijiste nada más. Bueno, sí, adiós. Yo me quedé sentado, en ese restaurante, con una copa de vino tinto y una cena por llegar que no me acabaría. 


Sin mirar atrás te marchaste. Borré tu número de teléfono y tu dirección de correo electrónico.Me deshice de los regalos que me diste y te mandé por mensajero las cosas que te habías olvidado en mi casa.


Quería sacarte de mi cabeza como tú te habías ido de mi vida. Pero me di cuenta de que seguía paseando delante de tu casa. Que te espiaba cuando te ibas a trabajar. Que frecuentaba los bares que te gustaban.


Me apunté a clases de cocina en un intento por olvidarte. Iba todos los días al gimnasio y me quedaba a trabajar hasta tarde. Probé el yoga y el pilates, el boxeo y el chino. Iba al cine dos veces por semana. 


Pasaron dos meses y nada. Seguías ahí. Esperaba encontrarte a cada vuelta de esquina. A la alegría de volver a verte le seguía una pequeña decepción cuando no te veía. Así pasaron otros tres meses. yo caminando en tu búsqueda. 


Una tarde fui a buscarte al trabajo. Te esperé y te esperé, pero no saliste. Dos días más tarde conseguí enterarme que te habías marchado. Te habían ofrecido un puesto en la oficina de Honk Kong. Llevabas allí menos de una semana.


Ya tengo el billete, con escala en Londres. Me marcho mañana.   











No hay comentarios:

Publicar un comentario