Viento

El viento sopla y lo mueve todo. Sopla con furia. Aúlla. Las hojas de los árboles que están en el suelo vuelan, corren, suben por las paredes de los edificios. Papeles y bolsas de plástico se mezclan con las hojas.


Salgo a pasear. El pelo revuelto, el abrigo bien abrochado, la bufanda suelta, indómita, quiere escapar. Subir, subir al cielo. Un paso detrás de otro, no voy a ninguna parte. Miro todo con interés, como si no lo hubiera visto antes, como si lo que se aparece ante mis ojos no lo hubiera visto nunca.

Domingo

Le quedan unas pocas horas al domingo. Un domingo intenso y relajado al mismo tiempo. Cinco kilómetros. 28 minutos 50 segundos. Dolor intenso. Satisfacción total. Trabajo hecho. Comida sana.
¿Cuando lea esto dentro de cinco años me acordaré de lo que he hecho hoy? ¿Qué recordaré? ¿Escribo para no olvidar? ¿ O sólo escribo de lo que quiero acordarme en el futuro?
No lo sé. Y no me importa.
Escribo porque me gusta jugar con las palabras. Las palabras se forman delante de mí, ante mis ojos. Pasan volando, una tras otra, a ver cuál es la más rápida. No tienen que tener mucho sentido. Sólo un poco. Y sólo para mi. Frases cortas, frases largas, da igual. Palabras que riman, que no pegan entre sí, que se matan, se odian, se quieren, se gustan. Una palabra, dos palabras, tres palabras, las que hagan falta.
Las necesarias para escribir la historia que quiero. Para escribir mientras averiguo qué historia quiero contar, qué historia quiero vivir.
Hoy se celebran los oscars. Me gusta verlo, aunque desde aquí nunca puedo hacerlo en directo. Y el Atleti empató.
Una semana más, una semana menos.
Mi libro me espera, y yo no desespero.

Sábado

Sábado. Hoy es sábado, día de cocinar para toda la semana. De no hacer nada y hacerlo todo. Salir a comer fuera, pasear, ir al cine, tomarse unas cervezas con los amigos. De tener ganas de no hacer nada, de tener ganas de hacerlo todo. De dormir hasta tarde, de ver la tele, leer blogs. Mirar por la ventana abierta y disfrutar de los 15 grados en Madrid. Que mañana vuelve el frío. Que no se había ido nunca del todo.
Oigo a los pájaros cantando. Oigo el ruido de la olla rápida. No oigo nada más.


Cierro los ojos, veo el negro. Respiro profundamente cuatro veces. Me concentro en el mañana. Mañana de carrera. Cinco kilómetros. No está mal. ¿Para cuándo los diez?


Miro mi libro. La historia me llama. Me resisto, quiero que dure, quiero seguir escribiendo. Quiero escribir un mundo, un universo. Quiero ir a la luna. Quiero viajar a Italia. Quiero comer pizza y hablar italiano.
Unas gafas de sol grandes. Un vestido de verano. Las piernas desnudas, sandalias en los pies. Lo quiero ahora, lo quiero ya.


Quiero sentir el sol en las mejillas, el pelo suave y brillante. Sonrisas, dientes y hoyuelos. Gente feliz, gente sonriendo, gente corriendo.


Una película. Vestidos de fiesta. Bailarinas, tutús. Danzar el alma, sentir el suelo deslizándose bajo tus pies. Sentir el vértigo de volar.


Hoy es sábado, son las doce y tengo toda la vida por delante.

Viernes

Viernes. Hoy es viernes. Todavía le quedan unas horas.
Comida. Pantalones vaqueros. Viaje en moto. Tensión, coches, ruido. Más coches, humo, tráfico, luces.
Visita por la tarde. Gastar dinero. Encontrar algo en lo que gastar dinero. Qué difícil.
Cena mexicana. Películas y series en el sofá. Uf, qué calor, hoy no hace falta la manta.

Jueves

Jueves fue ayer. Ayer fue un día muy ocupado. Muchas cosas ocurrieron, aunque nada que merezca ser escrito. ¿O sí?


Jueves. Estirar, estirar. Dolor. Piernas en la pared. Más dolor. Pedalear, sudor. Las piernas me duelen. La espalda me duele. Me duelen los brazos. Agua, jabón. Ropa interior nueva.
Luces que se apagan. Empieza la película. Risas, tensión, tristeza.
Paseo. Un chai con leche. Leche con chai. Sin azúcar, por favor.

Miércoles

Miércoles. Arriba, abajo. Arriba, abajo. Salto con los pies juntos. Rodillas al pecho. Olor a cloro, el agua me salpica. Me duelen las piernas. Calor. Uno, dos, tres, respirar. Uno, dos, tres, respirar.
Sol. Paseo. El autobús que no llega. Cita con el médico.
Recados. Una manga pastelera. Cabello de ángel.
Páginas de libro, letras que forman palabras. Historias que salen, suben, se desplazan, se mueven.Historias que cuentan cosas. Miseria, dignidad, sentimientos. Descripciones exactas. Imágenes en mi cabeza. No puedo parar de leer. Frío, nieve, hielo. Casas en pueblos costeros. Porches. Olor a café. Olor a pescado.
Pensar en recetas que preparar. Espaguetis de calabaza. Setas estofadas. Yogur con fruta.

Martes

Martes. El teléfono que no suena. Que no suena nunca. Martes esperando, martes en suspenso. Vida en suspenso. Pedir cita con el médico. Salir a pasear.Y el teléfono que no suena. Teclear frente al ordenador. Veo las nubes pasar desde mi ventana. El viento se ríe de mí. El teléfono no suena.
Los planes de mañana. ¿Qué planes de mañana? Una taza de té verde. Dos tazas de té verde. Tres tazas de té verde. Mensaje recibido. Compra manzanas. Ensalada para comer, verduras al curry. Una cucharada de nutella. ¿Nutella o nocilla? Cristales sucios. Ojos empañados. El teléfono no suena.
Siento que la vida se me escapa desde la punta de mis dedos, igual que esta página en blanco, que se llena de palabras sueltas, inconexas, con un sentido absurdo, como de agua sucia saliendo por el grifo.
Grito. Nadie me oye. No hay nadie que me pueda oír.
Agarro los libros, me pongo a trabajar. No quiero pensar en el teléfono que no suena.
La primavera se acerca, y con ella mis esperanzas. Lo que escribo me gusta, me hace sentir bien, aunque el teléfono no suene.
Ya sonará.

Lunes

Lunes. El escritor se enfrenta con su hoja en blanco. Un nuevo día, de una nueva semana. Una nueva hoja en blanco. Una vieja sensación de angustia. Una vieja sensación de frenesí.
Lunes. Lluvia. Primavera que no llega. No, eso es de una canción. Invierno que se va, que no se va nunca.
Colores, blanco nuclear. La página sigue en blanco. El escritor garabatea con el bolígrafo en un papel.
Lunes, lista de la compra. Lunes, página en blanco.
Una historia revolotea por la cabeza del escritor. Intenta alcanzarla, pero no se deja atrapar. Sólo es lunes, y tiene todo el tiempo del mundo.
Lunes, cita con el médico.Página en blanco, márgenes pintados. Lápiz sin punta. Espera sin espera. Espera de lunes, espera de lunes de página en blanco.

Amor

Ayer fue San Valentín, y en todos los blogs que leo, se hacían referencias a este día.
N es mi intención hablar en este caso de mi particular valentín, que me daría mucha vergüenza... pero sí que me gustaría aprovechar y hacer unas cuantas reflexiones sobre el AMOR.


El AMOR tiene que ser felicidad. Tienes que estar contento y feliz de querer a alguien.


El AMOR es bonito Es bonito porque te deja una sonrisa bobalicona en la cara, es bonito porque te alegra el día el pensar en esa persona, es bonito porque te hace sentir bien.


El AMOR te hace sentir bien. Y punto. Si no te hace sentir bien, tendrás que replantearte algunas cosas, pero el amor es bonito, es felicidad y te hace sentir bien.
Te hace sentir bien porque te da energía, te hace ver la vida con mejores ojos, te sube la autoestima y mil cosas más.


¿Por qué escribo sobre esto? Porque el PRIMER AMOR tiene que ser eso. Porque a veces nos cuesta verlo, porque a veces nos cuesta aún más aceptarlo, porque nos ponemos trabas a nosotros mismos y nos hacemos la vida más difícil. Porque nos colgamos de alguien que no lo entiende, o que no nos quiere como nosotros le queremos a él. Y porque nos conformamos con esas migajas.
De lo poco que he aprendido en la vida, es que no sólo sobra con querer, hay que saber querer. Hay que querer bien, no de cualquier manera.
Y que todos nos merecemos que nos quieran bien.
Por eso se lo dedico a mi hermana, a mis amigas y a todas aquellas mujeres que saben de lo que hablo. Porque a veces uno se da cuenta de todo esto de la peor manera posible.

Galgos

Camino por la calle, mirando al suelo. Miro mis zapatos. Zapatos para caminar, zapatos cómodos. Un nudo doble en cada zapato.
Comienza a llover. Miro al cielo y las nubes negras como el plomo parecen estar a escasos metros de los rascacielos.
Gotas grandes empiezan a mojar la acera. Limpian el aire según caen con más fuerza. Limpian la ciudad, limpian mi alma.
Alma negra, alma blanca, alma sucia, alma gris, alma rosa, alma verde. Un color para cada día, para cada alma.
Zapatos negros, zapatos marrones.
Gotas, gotas, gotas, agua, agua, agua, mar, mar, mar, río, río, río.
Un árbol, un perro, un carrito de bebé.
Los coches pitan, se arremolinan en torno a un paso de peatones, esperando, como galgos antes del comienzo de una carrera.