Estoy contigo porque sí

"La miro y duerme. Sus piel es de color crema. Sus brazos descansan por encima de su cabeza y tiene la boca medio abierta. La oigo respirar acompasadamente. 
Al lado dela cama, un cenicero con tres colillas. Sé que fuma en la cama por que cree que me molesta. Pero no sabe que me encantan las chicas que fuman en la cama."


Las dos últimas frases no son mías, son de una canción, "The Hymn for the cigarettes" de Hefner. La primera vez que escuché esta canción me encantó, y su letra me inspiró. Me entraron unas ganas tremendas de escribir una pequeña historia en la que un tipo conoce a una chica que hace cosas para molestarle. Aunque en realidad no es así. 


Me pareció un detalle tan cotidiano, tan visual, que ne mi mente empezaron a aparecer imágenes de cómo serían ambos. Ella, pelo largo, rubio, lánguida. Menuda. Camiseta de rayas rojas y vaqueros estrechos. Él, cantante de un grupo. Muy obvio. Se conocieron en un concierto. Se fueron a casa de él. Empezaron a salir. Pero tenían poco en común. No les gustaban las mismas cosas, la misma música, las películas extranjeras, ni siquiera la misma clase de comida. Ella es vegetariana y odia la comida india. 


Pero siguieron viéndose. Porque sí. A fin de cuentas, él tocaba en un grupo. Era interesante. Y ella odiaba los perros y el fútbol. Él leía a Scott Fidgerald y le encantaban las películas de Francis Ford Coppola. Eso sí, ambos usaban gafas de pasta. 


Estuvieron juntos tres años, porque sí. Porque ella fumaba en la cama y a él le encantaba que las chicas fumasen en la cama. Porque a él le gustaba el fútbol.    
Porque ella tenía el pelo largo y rubio. Porque podían estar largo rato sin necesidad de hablarse. 

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