Después

Después de una noche larga en la cama, de sábanas arrugadas y pegadas al cuerpo. Preparo la cafetera y la pongo al fuego. El café sube y borbotea. El aroma inunda la cocina. Abro el grifo de la ducha, para que se vaya calentando el agua y me quito con cuidado las zapatillas, para no tocar los baldosines fríos del baño con el pie.
Después preparo las tostadas. Mantequilla y mermelada.
El abrigo de la entrada, después las llaves. Después el bolso y el teléfono móvil.
El ascensor, la calle, el frío golpea mis mejillas. Lagrimeo.
Pierdo el autobús. Después camino, camino, camino.
La librería es pequeñita, escondida en un callejón que da a una gran avenida. El correo se acumula en el mostrador, pero después. Después de encender las luces, el ordenador. Después de abrir la puerta. De pasar el polvo por las estanterías. Después de barrer el suelo.
Pedidos, llamadas, un cliente despistado.
Después la vuelta a casa. El autobús está abarrotado. Llueve. La casa está fría. Otra vez se ha estropeado la calefacción. Después la cama, las sábanas arrugadas, los pies fríos.

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