Domingo

Le quedan unas pocas horas al domingo. Un domingo intenso y relajado al mismo tiempo. Cinco kilómetros. 28 minutos 50 segundos. Dolor intenso. Satisfacción total. Trabajo hecho. Comida sana.
¿Cuando lea esto dentro de cinco años me acordaré de lo que he hecho hoy? ¿Qué recordaré? ¿Escribo para no olvidar? ¿ O sólo escribo de lo que quiero acordarme en el futuro?
No lo sé. Y no me importa.
Escribo porque me gusta jugar con las palabras. Las palabras se forman delante de mí, ante mis ojos. Pasan volando, una tras otra, a ver cuál es la más rápida. No tienen que tener mucho sentido. Sólo un poco. Y sólo para mi. Frases cortas, frases largas, da igual. Palabras que riman, que no pegan entre sí, que se matan, se odian, se quieren, se gustan. Una palabra, dos palabras, tres palabras, las que hagan falta.
Las necesarias para escribir la historia que quiero. Para escribir mientras averiguo qué historia quiero contar, qué historia quiero vivir.
Hoy se celebran los oscars. Me gusta verlo, aunque desde aquí nunca puedo hacerlo en directo. Y el Atleti empató.
Una semana más, una semana menos.
Mi libro me espera, y yo no desespero.

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