No hay nada mejor que ir a comer a casa de tu madre y además de ponerte las botas, llevarte las sobras a casa. Aunque en este caso no han sido las sobras, porque las croquetas de mi madre nunca sobran, gg.
En este caso eran croquetas de cocido y madre, no tengo palabras más que estas: ¡qué ricas!
No me las comí yo sola, que conste, y las que me tocaron las disfruté muchísimo.
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